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El mito de la conciliación
Me he pasado 20 años trabajando con emprendedores y gran parte del tiempo la he tenido que dedicar a desterrar la enorme cantidad de mitos que nos venden sobre el tema.
Al fin y al cabo, para llenar un vaso de las cosas correctas, primero has vaciarlo de las erróneas, o no habrá espacio.
Hay una estantería interminable llena de esos mitos y, por eso, hoy me gustaría hablar de uno de los más nocivos e insidiosos, aunque no lo parezca a primera vista.
El mito de creer que un día vamos a poder conciliar trabajo y vida, especialmente, si tenemos un negocio propio.
El mito de la conciliación nos dice que, si hacemos ciertas cosas perfectamente, llegará el día en el que podamos maximizar el negocio y a la vez tener una enorme calidad de vida y tiempo libre para disfrutar. Que es posible alcanzar un equilibrio y levantar ambos mundos sin que nos pesen.
Y a partir de ahí, todo va a ser camino cuesta abajo.
Lo siento, pero no es verdad para la inmensa mayoría que no es ultrarrica y decide retirarse, delegar y recoger dividendos. He enseñado a multitud de CEO’s y emprendedores sobre productividad personal y lo que más cuesta inculcar es la noción de que una nueva técnica o sistema de gestión del tiempo no ayudarán a conseguir ese tipo de conciliación. La realidad, simplemente, no funciona así.
Pero imagino que, si está leyendo esto, ya tenía esa sospecha, como mínimo.
La vida y muchos negocios se basan en la venta de quimeras imposibles, como la felicidad o la conciliación. ¿Por qué? Porque son «productos perfectos».
Atraen de manera irresistible, pero es imposible llegar hasta ellos, así que puedo venderte una cantidad ilimitada de supuestos remedios para alcanzarlos. Como no lo conseguirás, pero la historia que nos cuentan es demasiado atractiva, seguiremos probando otra vez, a pesar de los fracasos.
Al fin y cal cabo, como pasa con otro mito, no dejan de aparecer libros sobre cómo hacerse millonario, pero el número de millonarios sigue su curso estable. Y los que lo consiguen no leen esos libros.
Por qué el mito de la conciliación es destructivo y hay que abandonarlo
Como todos esos cuerpos, vidas o relaciones aparentemente perfectas que se nos muestran, la conciliación es una quimera, un mal Photoshop.
Y la frustración viene de ponernos objetivos imposibles (como la conciliación), creyendo que podemos conseguirlos.
Nadie ha llegado de verdad, nadie ha conseguido librarse de esa sensación de no saber qué está haciendo en la vida, ni ha llegado a un momento en el que esa vida ha sido discurrir suavemente cuesta abajo, exenta de problemas.
Este mito adopta muchas formas basadas en que en un futuro, si haces ciertas cosas, por fin podrás sentarte a descansar. Que cuando estudies una carrera empezarás a comprender el mundo, luego que cuando consigas un buen trabajo obtendrás estabilidad y paz. Pero cuando tampoco es así, te vuelven a mover la portería y te dicen que será cuando te jubiles, entonces harás lo que quieres por fin.
Pero tampoco y luego te mueres.
Los emprendedores somos muy dados a creer en imposibles. No tiene otra explicación que nos dediquemos a algo con casi un 90% de probabilidad de salir mal. Por eso solemos comprar aplicaciones, sistemas y libros que prometen que por fin pondremos orden al caos de llevar un negocio.
Pero ese caos es la naturaleza de la bestia.
La realidad de la conciliación
La realidad es que no va a haber un equilibrio, sino épocas en las que tendremos que dedicarnos al 110% al trabajo, sacrificando noches, cervezas y tiempo con la familia, igual que habrá épocas en las que podremos levantar el pie del acelerador y descansar.
Navegando en los ciclos de ese oleaje se avanza como se puede y hay que elegir una corriente u otra, sabiendo que en la vida nada es gratis y siempre habremos de pagar un precio.
Si queremos hacer crecer un negocio al máximo, no podemos darle las migajas del tiempo que nos sobra, porque los resultados serán también migajas o nada en absoluto. Es lo lógico.
De la misma manera, hemos de entender que, si queremos otras cosas aparte del negocio (y las querremos para no morir de agotamiento y soledad), debemos sacrificar ganancias a cambio de espacio y tiempo para otras cosas.
Comprendí hace mucho que si esperaba a tenerlo todo perfecto y alcanzar esa conciliación, me iba a morir esperando y agotado. Por eso hay épocas sabáticas, por eso hay otras de pisar el acelerador y crecer, para estar en una posición cómoda que me permita luego viajar, dedicarme a otros proyectos, a cosas que siempre quise.
La oscilación entre unas temporadas muy ocupadas y otras de calma es lo que nos puede ofrecer la realidad. La alternativa es un mito.
Aceptar que la conciliación no existe y aprender a navegar esos ciclos de trabajo extenuante con períodos de descanso ayuda, al menos, a sentirse menos frustrado. Lo hacemos lo mejor que podemos en un juego demasiado complicado.
Eso ya es mucho y quien nos promete otra cosa, está mintiendo y quiere vendernos algo inalcanzable.