Hoy, algo útil e interesante que, como mínimo, nos proporcionará la carta para salir de la cárcel, algo que siempre resulta práctico.

También comprobaré cuántos se dan de baja tras leer esto, cosa que ocurre cuando trato temas que no coinciden con la narrativa habitual sobre emprender.

En estos 20 años, he hecho cosas que han tenido un cierto éxito. Luego, las he repetido paso por paso y han sido un fracaso sin precedentes.

¿Cuál era la diferencia entre unas situaciones y otras?

El momento en el que las he hecho, es decir, el timing. Un factor que tiene mucha más influencia en el éxito que el trabajo duro, las estrategias o la inteligencia.

Mi primer éxito

He aquí la historia de mi primer éxito, porque, rompiendo las estadísticas, cuando empecé, apenas me llevó tres semanas ser rentable.

¿Fue porque soy un genio?

Todo lo contrario.

Cuando empecé, decidí ser asesor tradicional y aprovechar mi formación como economista. Siendo un sector con tanta competencia, ideé una serie de complejas estrategias de promoción y diferenciación. Al poco tiempo, podía permitirme rechazar clientes y quedarme con los mejores, de entre los muchos que tocaban a mi puerta.

¿Fue porque esas estrategias geniales funcionaron?

No me dio tiempo a ponerlas en marcha, de nuevo fue por el momento en el que hice las cosas.

El gran secreto es que creé una web y empecé a escribir contenido sobre temas de asesoría, dando consejos, soluciones y servicios.

Y como estamos hablando de hace 20 años, era prácticamente el único que lo hacía, de manera que todos los que buscaban algo así, me encontraban el primero.

No tenían otro remedio, porque no había prácticamente nadie más. Era mi puerta o ninguna.

Una estrategia ganadora en ese momento, pero si probamos a hacer lo mismo ahora, sería otra web invisible entre miles. El momento es muy diferente y el momento es demasiado poderoso.

Tuve éxito porque hice algo en el instante adecuado.

15.000 ventas en unas horas con apenas 500 euros en marketing

Uno de mis casos de éxito favoritos, con el que ilustro la importancia de esto a clientes y amigos emprendedores, es el de Dodocase.

Dodocase es una funda artesanal para iPad que la hace parecer un precioso libro cosido a mano.

Atractiva y diferente, su precio está entre 50 y 60 dólares, que parece mucho, pero Dodocase hace algo inteligente que ya hemos visto en estos boletines: resuelve las necesidades de un público con dinero, los usuarios de Apple.

Esta es una de las claves de un buen mercado a la hora de elegirlo, pero la cuestión hoy no es esa.

En su lanzamiento, con apenas 500 dólares para marketing, consiguieron 15.000 ventas en sólo unas horas.

Y no porque la funda fuera muy buena, que lo era (el producto importa), sino porque el lanzamiento de Dodocase se hizo a la vez que el del primer iPad.

Los 500 dólares pagaron a unos jóvenes que repartieron folletos en las colas que esperaban para comprar ese dispositivo.

Hablamos de 2010 y de que no había fundas, porque no había iPad. De manera similar a mi primer éxito, hacer lo mismo ahora tendría como respuesta probable los grillos en la distancia.

Tampoco es el tema hoy, pero este es uno de los muchos motivos por los que todos esos libros y seminarios, basados en copiar hábitos y acciones de emprendedores y empresas de éxito, fracasan.

Parten de una premisa atractiva, pero fallida en lo fundamental, de algo que parece sensato en teoría, pero se desmorona en la práctica.

Cómo salir de la cárcel

No queda mucho tiempo, así que cumplamos promesas.

Un curioso estudio sobre decisiones de jueces, relativas a la libertad bajo fianza de delincuentes, volvió a dejar clara la importancia del tema de hoy.

Había presos que tenían hasta un 400% más de probabilidades de salir en libertad que otros.

¿De qué dependía tener ese enorme número a favor o en contra?

Del momento en el que tuvieran la vista.

Cuando el juez comienza la jornada, y está fresco y descansado, el porcentaje de reos que consigue la provisional es mucho mayor que cuando la jornada termina, con el juez agotado tras un montón de casos (teniendo que ir contrarreloj y estresado).

Al final de la cola, o antes de la pausa para comer al mediodía, muy pocos obtienen la libertad. Esos datos eran consistentes con independencia del delito o el coste del abogado.

La carta para salir de la cárcel es ver al juez de los primeros.

Eso nos da una idea de lo importante que es el timing en todo, además de proporcionar una pista de cuándo es también el mejor momento para nuestra próxima reunión importante (guiño, guiño, codazo, codazo).

Uno de los ritos de paso a la edad adulta de un emprendedor es soltarse de la mano de todas esas narrativas, atractivas pero irrelevantes, como la de las ideas, la innovación, el trabajo duro o la igualdad de oportunidades.

Por desgracia, ninguna de esas cosas es garantía, ni tampoco lo importante para la deseada rentabilidad.

Estamos sentados en un juego en el que las verdaderas reglas no son las que se parecen, ni las que nos venden. Como en todos los casinos, unos pocos lo saben y la mayoría pierde casi todas las manos, porque aplica un reglamento equivocado, una historia que no coincide con la realidad.

Una historia bonita de esfuerzo, eso sí, de superación, riesgo y recompensa, que atrae como los cantos de las sirenas de Ulises. Pero los cantos llevan a los riscos y no estamos jugando la partida que parece que estamos jugando.