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Cómo predecir el futuro (incluyendo el de nuestro negocio)
2022 se termina y creo que nadie se atreve ya a hacer apuestas sobre lo que nos deparará 2023. De momento, comentar que este será el último boletín del año y que volverá pasados Reyes Magos, tras una breve pausa.
Y en la línea de predicciones y propósitos, si algo han demostrado la ciencia y la realidad, es que las personas somos terribles adivinando el futuro. No son pocos los experimentos que lo demuestran.
Esto nos supone un problema, porque emprender es tratar de predecir ese futuro todo el rato. Así que, aunque no podamos adivinarlo con certeza, sí podemos ver cómo lo hacen aquellos que aciertan muchas más veces que el resto.
Así, quizá, 2023 no resulte tan incierto.
Cómo es la gente que acierta el futuro más que el resto
Philip Tetlock ha estudiado a fondo el tema y puso en marcha el Proyecto Buen Juicio. En él se exponen temas sobre los que predecir y, a partir de sus datos, vio pronto que había un porcentaje de gente que acertaba más que el resto.
A esos los llamó Superpronosticadores y estudió a fondo las características que tenían esas personas. Sus trabajos se resumieron en el libro SuperForecasting, the art and science of prediction.
Obviamente, dichas personas no aciertan siempre, ni mucho menos, pero sí se encuentran por encima de la media.
¿Y cómo son?
1. Más zorros que erizos
Los términos están sacados de la fábula del poeta griego Arquíloco, en la que el erizo sabe mucho de una cosa y el zorro sabe algo de muchas.
Es decir, ser polímatas que tienen un amplio campo de intereses diferentes. Eso da perspectiva, algo que perdemos pronto en cualquier proceso de decisión.
Además, son zorros pragmáticos que se centran en lo posible y lo que compensa, sin dispersar su energía prediciendo lo inútil.
2. Diseccionan los problemas
Lo que significa que separan el problema en partes, para exponer qué se está asumiendo, captar errores de juicio y corregir, en la medida de lo posible, los sesgos cognitivos que todos tenemos.
3. Empiezan por lo general y van hacia los detalles
Es decir, miran primero el bosque y luego se centran en el árbol concreto.
Veamos uno de los ejemplos del libro, que trata de averiguar si cierta familia italiana de Estados Unidos, descrita a fondo, tiene perro.
El superpronosticador no se deja llevar por esos detalles al principio, sino que abre el campo de visión y busca datos generales útiles, como:
- ¿Cuántas familias americanas tienen perro?
- ¿Hay datos de cuántas de esas familias son italianas?
- Si no es así, ¿qué porcentaje de familias italianas hay en general para poder inferir?
Con los datos generales claros, luego entran en el detalle y analizan los particulares de esa familia (si hay niños, cuántos son…).
4. Están siempre atentos a nuevos datos, revisando sus creencias a menudo
Es decir, que tienen un enfoque Bayesiano, donde, en vez de atrincherarse en las primeras opiniones, las contrastan y retan en cuanto aparecen datos nuevos.
Así, en un proceso repetitivo de pequeños incrementos, reducen riesgos y no reaccionan de manera exagerada ante noticias y las implicaciones emocionales que produzcan.
En definitiva, son flexibles, no se casan con su opinión, buscan constantemente datos y los integran, desafiando sus propias opiniones.
5. Contemplan visiones opuestas
Y las revisan para ver qué mérito pueden tener. Lo contrario de lo que se hace habitualmente.
6. Rechazan la ilusión de certidumbre
Es decir, que viven y piensan en grados de incertidumbre, porque saben que la certeza no existe.
7. Tratan de ser prudentemente decisivos
Ya hemos visto aquí lo importante que es el timing, así que lo tienen en cuenta para evitar anticiparse o llegar tarde en el momento de actuar o responder.
8. Aprenden de la experiencia
Sea exitosa o no.
9. Hacen preguntas precisas
Con la intención de sacar lo mejor de otros y que estos saquen lo mejor de ellos.
10. Se lo cuestionan todo
Sin que eso interfiera con decidir cuando toque y comprendiendo que ni siquiera estos 10 puntos son mandamientos en unas tablas de la ley.
En definitiva, el superpronosticador es abierto de mente, extremadamente curioso, un polímata cuidadoso y, sobre todo, muy autocrítico, no con él, sino con sus opiniones.
El superpronosticador también sabe que la manera de pensar está muy influida por emociones y sesgos psicológicos que hacen que seamos malos, de manera natural, a la hora de predecir el futuro. Así que mitiga eso con las 10 características anteriores.
Creo que un buen propósito de Año Nuevo es convertirnos, aunque sea solo un poco, en uno de esos superpronosticadores. Nos irá mejor, sin duda.
Nos vemos en 2023.