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El mito del riesgo
Dentro de la mitología emprendedora se adora la frase de: «La Fortuna favorece a los audaces». Cuando Alejandro Magno arengó con eso a sus tropas en Gaugamela, frente a un enemigo persa muy superior, la Fortuna le escuchó y, a pesar de que le doblaban en número, Alejandro surgió triunfante y agrandó su leyenda.
Pero lo que también era leyenda es que dijera algo así. No se conoce, realmente, el verdadero origen de la frase.
Por eso, de nuevo, hemos de tener en cuenta lo importante. Que es una historia atrayente y eso basta para venderse bien y formar parte del mito. Quien no arriesga no gana y empresarios como Richard Branson, de la poderosa Virgin, encarnan esa imagen de temerario audaz en el que mirarse.
Sin embargo, la realidad tras el fulgor es otra.
Los emprendedores audaces
El mito del riesgo y las frases de Alejandro están muy arraigados en una cultura emprendedora que se caracteriza por algo muy particular: juega a esto con la financiación y el dinero de los demás.
Cuando uno acude a rondas de financiación y recibe dinero ajeno de bolsillos llenos (dinero que se gasta sin miramientos hasta que, uno o dos años después, se agota sin tener aún nada rentable), entonces sí, uno puede decir cosas así y quedarse tan tranquilo, porque no es tu pan el que está en juego.
Pero en el mundo real, más allá de business angels y Silicon Valley…
El peligro de las historias de riesgo
El héroe, enfrentado a probabilidades que le superan, emerge victorioso contra todo pronóstico. De eso puedes hacer una película taquillera, pero del autónomo que se levanta cada día a las seis para trabajar sin descanso, no.
Pero aquí viene lo importante, si uno se molesta en examinar a fondo, personajes como el propio Branson afirman lo contrario de lo que se les suele atribuir.
Según él mismo, lo primero es minimizar las pérdidas y los riesgos todo lo posible.
No es lo que gritaría Alejandro Magno antes de la batalla, pero es la verdad y lo que dice realmente el fundador de Virgin más allá de los titulares de turno.
En qué se parecen Emprender y la Bolsa
Emprender es invertir, ¿y cuál es la primera regla del inversor que gana dinero a largo plazo?
Controlar y minimizar riesgos y pérdidas antes que cualquier otra cosa.
Lo mismo que propone Branson.
La bolsa está compuesta por diversos perfiles de inversor (y un montón de algoritmos, pero ese es otro tema). Por un lado, están los grandes fondos que mueven y manipulan todo, ganando siempre.
Luego, están los inversores sensatos con cabeza fría y que siguen un sistema. Esos también suelen ganar más de lo que pierden en el tiempo, invierten con una perspectiva a largo plazo y se van con más de lo que vinieron.
Por último, está la gran masa de inversores, normalmente pequeños, que no se dan cuenta de que la bolsa es un casino.
Ellos proporcionan ganancias a los demás, que saben lo que hacen y conocen las reglas del juego.
Estos últimos «inversores» aman las historias hechas de frases falsas de Alejandro Magno. Compran libros terribles de gurús tatuados que les dicen que pueden ganar mucho dinero con pozos de pérdidas como la intradía, convirtiéndose en traders porque la traducción literal al español de «especulador» no queda tan bien.
Son todos esos que siguen corazonadas y soplos en vez de sistemas, que van a salto de mata con la última moda (sean NFTs, ChatGPT o tulipanes holandeses), que siempre están con ideas nuevas y no terminan ninguna. Que invierten como juegan a las tragaperras y han entrado en el mercado (de la bolsa o el que sea) porque quieren duplicar en un mes lo invertido.
¿Qué hacen los buenos inversores en bolsa?
Lo primero, establecer las llamadas stop-losses. Es decir, los límites a las pérdidas.
Crean un sistema por el cual, para empezar, solo van a invertir la cantidad que están dispuestos a perder sin que les destruya.
Para seguir, ponen límites automáticos por los cuales, cuando un valor alcance cierto precio a la baja, se vende automáticamente para minimizar las pérdidas. Sin pasión y sin apegarse, guiándose solo por las cifras. Igualmente, ponen otras órdenes para comprar en automático otros valores cuando lleguen a un precio adecuado.
A la Fortuna no le gustan los inconscientes, le gustan los minimizadores de riesgos, que en realidad son la mayoría de emprendedores exitosos cuando los miras bien… o te paras a escucharlos más allá del marketing.
Gaugamela fue una anomalía, no lo habitual.
No nos dejemos engañar por titulares sin sustancia o personajes creados por esos mismos emprendedores, supuestamente temerarios y superestrellas.
Crearse un aura como la de Branson (Musk ya devaluó la suya) ayuda a vender y por eso lo hacen. Pero cuando los examinas a fondo, o te paras a leerlos bien, lo que practican es exactamente lo contrario de lo que parece. Minimizan el riesgo y nosotros también deberíamos.