Hoy, algo un poco diferente, motivado por unas cuantas reuniones esta semana que podían haber sido un email (como prácticamente todas). Pero es que creo que es importante tener esta conversación.

Nadie quiere pensar en el fracaso y yo tampoco, pero es lo primero que deberíamos considerar, porque es lo más probable que ocurra si emprendemos.

Lo siento, pero yo no he hecho las reglas, me limito a comentarlas.

Y esas reglas dejan claro que el 85% de empresas creadas no existen a los 5 años. Las cifras pueden variar un poco, pero siempre orbitan alrededor de ese enorme número.

Por eso, es una imprudencia construir una casa sin una salida de incendios, pero parece que emprender es eso una y otra vez.

Y no se te ocurra comentar el tema de que algo puede salir mal o que un negocio es un asunto muy inflamable, porque entonces eres el pesimista, el bajonero, un destructor de ilusiones.

Yo no quiero destruir ilusiones, al contrario. Yo quiero que vivan todo lo posible y que, en caso de incendio, esa ilusión pueda sobrevivir para intentarlo de nuevo.

La creación de la salida de incendios

Cuando alguna vez he preguntado cuál era la salida de incendios, o cuál era el plan si todos los cuentos de la lechera no acaban comiendo perdices, algunos me miraban extrañados, como si eso fuera imposible.

Y otros me hablaban de su exit strategy, pero no es lo mismo.

Esa estrategia de salida de la que se habla a menudo es, sobre todo, el plan para liquidar de manera rentable lo que van a crear y, de hecho, es el fin último de más iniciativas de las que parece: Que nos compre Google, salir a bolsa, que me lluevan millones en una venta de mis participaciones y yo me marcho a Bali.

Lo he oído muchas veces todos estos años.

Es verdad que la exit strategy debería contemplar también la posibilidad de una liquidación de la empresa por malos resultados, pero seamos honestos, en el contexto emprendedor actual, esto no es más que una nota al pie, si es que es algo en primer lugar.

Sin embargo, la creación de esa salida de incendios nos dará la calma para resistir, porque la libertad depende de que tengamos opciones, en esto y en todo en la vida.

Con una salida de incendios podemos estar tranquilos. O al menos, un poco más tranquilos.

Es por eso que lo primero que solía recomendar a alguien «para triunfar emprendiendo», es que diseñara muy bien qué iba a hacer en caso de fracaso. Cómo iba a conseguir salir del incendio con capacidad de continuar al día siguiente.

La importancia de poder seguir tirando el dado

Sí, lo sé, todos somos especiales y nuestras ideas infalibles. Ese 85% habla de todos los demás, excepto nosotros. Pero es un excelente ejercicio por una razón sencilla.

Cuando las probabilidades de triunfo son tan bajas como en el caso de emprender, la manera de conseguirlo, seguramente, pasará por realizar varios intentos, varias tiradas de dado.

A veces, muchas.

Por eso, lo primero que deberíamos hacer es asegurarnos de que podremos realizar esas tiradas en primer lugar y que la primera, en caso de que no salga una de las escasas caras premiadas, no nos saque para siempre de la carrera emprendedora.

O peor, que nos descarrile de la vida en general y no solo de nuestras aspiraciones de negocio.

Cómo construir la salida de incendios

No conozco todas las iniciativas que se emprenden y es imposible dar indicaciones concretas para cada situación. Pero sí hay algo común a todas: el dinero y su importancia.

Todo depende del dinero en el tema que tratamos hoy, como en casi cualquier cosa.

Y hay un proverbio en el mundillo que lo resume todo mejor que muchos libros:

«Nunca emprendas con tu propio dinero»

Mientras cumplas la regla, tendrás una buena salida de incendios, aunque sé que en muchos casos, eso no será posible y acabaremos aportando capital de esos ahorros que tanto nos ha costado reunir.

En ese caso, conviene recordar que no estamos ante un sueño, sino ante una apuesta, de modo que conviene aplicar también el principal proverbio relacionado con esto:

«Nunca apuestes el dinero que no estés dispuesto a perder».

Porque emprender se parece más a un casino, donde la suerte es la reina, que a un lugar mítico donde el esfuerzo o el mérito se premian. O las ideas geniales.

A veces pasa, pero no hay nada más común que ideas tan geniales como fracasadas.

Y sí, lo sé, soy el bajonero, el que saca a pasear el tema del dinero y no de la visión, el de las probabilidades y no el de cambiar el mundo (¿hay un tópico peor?) o el de salidas de incendio antes de construir el edificio más alto.

Pero es que en realidad sí hablo de todo eso tan bonito, porque es muy difícil que lo consigamos con una sola tirada de dado, así que debemos cuidar, por encima de todo, la capacidad de volver a hacer tiradas.