5 minutos
La solución para (casi) todo
Este año hemos hablado de muchas cosas. Una de las más destacadas es, en mi opinión, que lo más importante también es lo más difícil cuando se trata de negocios y emprendimiento, conseguir una audiencia.
Y a eso se suma algo que creo que todos estamos experimentando.
La alarmante pérdida de capacidad de atención que hay hoy día.
Que es genial si no nos ocurre a nosotros y tenemos la misma atención que en el colegio, pero seguimos teniendo el problema, porque nuestra audiencia objetivo, en general, sí que la sufrirá.
Así que es más complicado que nunca llamar y mantener la atención, el primer paso necesario en todo marketing y venta.
Las soluciones difíciles
La solución más directa a la pérdida de atención también es la más usada por todos: unirse al enemigo, al corto plazo, y contribuir al ruido. Más clickbait, más anuncios invasivos, más volumen en los gritos, a ver si nos elevamos por encima del estruendo que hay.
Pero claro, todos hacen lo mismo y así empeoramos la situación en una horrible carrera hacia el fondo del abismo.
Sin embargo, creo que ese no es el camino. O al menos, no es sostenible.
Tratando de sacar las últimas gotas de atención que queden, exprimimos y exprimimos, agobiando y alienando hasta que, al final, pasan dos cosas. Unos se hacen expertos en ignorar el ruido y la mayoría, simplemente, no puede mantener la atención más de dos segundos, con lo que el resultado final es el mismo: ni caso.
Pero he aquí otra cuestión que, enterrada bajo esa pérdida de atención, queda oculta. El hecho de que la enorme mayoría de empresas tampoco merece mucho dicha atención, porque tampoco dice o hace nada realmente destacable.
Por eso pienso que, de cara a este presente y al futuro incierto que nos viene, es más importante que nunca el concepto de liderazgo de pensamiento.
En la punta de lanza o en ningún sitio
En un mundo cada vez más clónico, con los centros de las ciudades llenos de franquicias, los anuncios cada vez más tontos y la sombra de un ChatGPT que regurgita obviedades sin un solo pensamiento original (al menos, de momento), hacen falta, más que nunca, negocios e iniciativas que se sitúen en la punta de lanza de su sector y lo lleven donde debe estar.
Que no es en TikTok.
Sin embargo, es eso lo que abrazan muchos de los que provocan el ruido que impide que escuchemos nada. Se lanzan a copiar, a la última moda que morirá mañana, a meterle «Inteligencia Artificial» a todo, aunque no venga a cuento, como nunca vino a cuento una nevera que se conectara a Twitter.
Hablo de contenido y soluciones diferenciales en forma y fondo. Porque en un mundo donde todos regurgitan obviedades y remixes de ChatGPT, eso se va a valorar más que nunca.
Por este motivo repito mucho la frase de que, si vamos a hacer lo mismo que los demás, de la misma manera y al mismo precio, mejor ni nos molestamos.
Esto no tiene que ver con tecnología
Ahora, con esto, la mayoría cree que me refiero a crear y apoyar cosas que creen o inventen algo tecnológico, ser los que descubran algo nuevo o realicen un avance científico, pero nada más lejos de la realidad.
El liderazgo de pensamiento se aplica a todo, a ser informático o fontanero. Porque este último se puede parar a pensar y, sobre todo, a ponerse en el lugar de su cliente y preguntarse qué tipo de servicio sería un deleite. Cuál sería la utopía para lo suyo desde la perspectiva de quienes los utilizan, y tratar de construirla. Es posible que fuera una en la que los precios por urgencias no son abusivos, las facturas detallan todo y son fieles, además de que el servicio, por supuesto, es impecable.
Que puede parecer algo básico, pero si miramos bien nuestras experiencias habituales, no lo es.
Y por supuesto, ese liderazgo de pensamiento se aplica a lo que haces: esforzarse por aprender los mejores procesos, los mejores materiales, estar al tanto de las innovaciones, sentarnos y vivir en esa punta de lanza, porque nos importa lo que hacemos.
Y como estaremos en la punta de lanza, a lo mejor contribuiremos nosotros mismos a que surja algo, a que, dentro de la programación o la fontanería, se haga lo mejor y se aplique lo más avanzado, porque solo podemos ver lo que hay delante si estamos sentados a la proa del barco.
Luego, no nos engañemos, la capacidad de venta será fundamental, es otra de las cosas en las que he insistido este año. Pero si no estamos en lo más avanzado de lo que hacemos, si no somos estudiosos de aquello a lo que nos dedicamos, no sé para qué estamos aquí, excepto para contribuir al ruido.
Porque ese liderazgo de pensamiento nos permitirá, además, mostrarlo en nuestro marketing.
La trasnochada percepción del marketing
Muchos creen que el marketing va de coerción y presión, de maquillaje para parecer más atractivo que el de al lado, pero nada más lejos de la realidad.
Como también he comentado alguna vez aquí, el verdadero marketing es decir nuestra verdad, apoyada por prueba.
Y sin liderazgo de pensamiento, esa verdad es que somos como los demás, otro bot regurgitando cosas mediocres de maneras similares. Cuando eso es lo que hay, entonces sí, claro, hay que maquillarlo porque no puedes decir en tu marketing que eres otro que emprendió por dinero y no se preocupa de lo suyo como para avanzar hasta la proa. Como para conocer lo puntero y ser incluso de mejorar un poco los procesos, encontrar una manera propia de hacer las cosas o incluso ser capaz de atisbar un poco el futuro, si mira a lo lejos y entrecierra los ojos.
Si no tenemos ese liderazgo, solo podremos basar nuestro marketing y promoción en el ruido. Pero es que, incluso si así conseguimos agarrar a nuestro cliente por las solapas y que deje TikTok un momento, en cuanto le digamos lo mismo que los demás, todo el esfuerzo habrá sido en vano.
El año termina y creo que es hora de decidir dónde nos vamos a colocar, y si vamos a adoptar ese liderazgo de pensamiento en el campo en el que estamos.